2 abr 2019

Sin poesía


Aquí la poesía también traspira
Sin poesía

Sin poesía el viento jamás se excitaría cada que el atrevido sol le acariciaría. Sin dicha sublime entrega, la tierra se mantendría en absoluta sequía, ya que no habría suspiro que preñe su desértica anatomía.


Toda traviesa semilla que anhelase germinar, insatisfecha se encontraría al ver como esa cálida llovizna no se le entregaría. Ya secas sucumbirían dentro de la tierra, sin esperanza de germinar en alguna primavera. En ausencia de fotosíntesis, la desesperanza anidaría sobre sus tallos que ante la diversidad de miradas se mostrarían habidos de clorofila. 


Sin poesía, la luna ni las estrellas brillarían sobre los cielos de aquellas miradas, ¡qué habidas de compañía se ofrecen únicamente en momentos de absoluta melancolía!


Sin poesía, no existirían acciones ensalzadas en canciones, cuentos e historias que evidencian sus valientes hechos en los que el amor en constante guerra ha librado contra su némesis el desamor. ¡No, no habría un final donde ondeara victorioso el corazón ante viles cadáveres que yacen desolados en total desilusión!


Sin poesía, la noche no perseguirá más a su amado día, y el tiempo evitaría las historias  monótonas y repetitivas  de nuestra vida.


Sin poesía, las rosas no serían  un símbolo de admiración ante la vista del amor, debido a que seres egoístas pretenden privarles de su ancestral derecho al ser el detalle más emblemático de un romántico momento; ¡Su entrega se  minimiza debido a un infundado temor, de que sus filosas espinas te harían sangrar si ese romántico momento se tratase tan solo de una  efímera ilusión!


Sin poesía no habría dulce acuerdo entre la muerte ni la vida. ¡Ambos primigenios y andróginos negarían el sentido de sus vitales funciones, si llegasen a degustar de tan mortal emoción!


Sin poesía estaríamos viviendo una repetitiva confusión, donde palabras y gestos no tendrían sentido de interpretación, si es que se antepone el momento a la continuidad de un probable amor. 


Sin poesía, la misma existencia del amor sería sólo un mito no comprobado y tan especulado, que por siempre sería utilizado por sus burdos detractores, que empeñados en la mediocridad de sus acciones, interpretarían a su mentira como tal efímera verdad, aceptada por cuerpos que carentes de toda expresión al unísono interpretarían un defectuoso amor.


Sin poesía, los sueños y pensamientos serían monstruosos verdugos, que alimentándose de nuestros miedos aterrorizarían la mínima idea de que a través de ellos "principales detractores del amor”, somos capaces de  observar al universo sin tener que ya depender del firmamento.


Con poesía podríamos desnudar nuestro pensamiento, mostrar nuestro sentimiento sin miedos ni vergüenzas. Ya que la inspiración que nos provoca un mutuo sentimiento representado a través de la diversidad del amor; enmarca sublimes actos que al salir de nuestra boca, tales expresiones declaman  en versos o en prosa lo que se alberga en nuestro corazón



©Reservados
“Mi mundo a colores”

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