4 jul 2018

¿Quién soy?

Vida aun te Espero
¿Quién soy?

Y aún sigo sobre este camino tratando de encontrar esa luz cegadora de todo mezquino sentimiento, y así liberarme de esta oscuridad que pretenciosa eclipsa mi pensamiento.

¡Pese a que constantemente anhelo el regreso de mi gracia, mi oscuridad impide el descanso eterno de mi alma!

De momentos me percibo de una y mil formas. Dichas formas conflictúan entre mi razón y mi pensamiento. Ellas tratan de confundirme  alejándome cada vez más de la verdad valiéndose de mi bélico pasado.

Y pese a que milenios de milenios cubren a mi pensamiento, aún trato de extender mis alas, pero ellas no responden. Es ahí cuando despierto y compruebo que sigo siendo tan solo un ángel caído, que encadenado junto a sus mil demonios, intentan acallar las oraciones que junto con mi amor exilie por un arrebato de orgullo.

Fue cuando caí, cuando ya las nubes no me acariciaban, cuando la gracia no iluminaba más a alma; fue cuando las estrellas no brillaban ya dentro de mi mirada; fue cuando el viento no me susurraba y cuando ya solo el suelo era el único que me idolatraba. Comprendí, que mis alas no eran ya mías y hoy tan solo me encuentro confundido en la prisión de la desolación, con este constante cuestionamiento que día tras noche me flagela evadiendo aquel añejo ideal!... ¿Quién soy?

Y aún después de tantos siglos comprendo que no caí por el simple error de ya no ser considerado el lucero del cielo. ¡Caí por haber perdido la fe en mi creador. Y en castigo a mi rebeldía, esta inmensa desolación se alimenta desde mis entrañas, no parando hasta encontrar el sabor de mi probable redención.  

Y a la espera de un juicio, no encuentro argumento alguno que justifique él porque tras el amanecer no puedo volver a brilla.

Es un momento de lucidez, cuando las voces de los mil demonios se ausentan de mi mente, anhelo que está no sea más mi realidad. Intento perdonarme, intentó elevarme dejando detrás lo que ya no se debe de cuestionar, pero aun así, la soberbia me ata como tal cadena que se alimenta de mi pecado mortal.

A mi caída, generación tras generación me conocen con el sobrenombre de la sombra siniestra. Esta, que no ha existido sin saber que es el amar hasta perder la razón. ¡Es así y así será, según está escrito en el libro de los castigos!

De momento pienso que esta ya no será más mi realidad e intento elevarme. Intento alejarme de este vacío que me engulle hasta el hastío, mientras una lucha interna dentro de mi vació me mantiene en vilo. Por tal motivo aún sigo aquí ante el espejismo de una vida, de mi propia vida que una y otra vez me ha negado. No quiero ser un demonio y un ángel ya no puedo ser. Únicamente ansió la humanidad para poder lograr por este medio el llamado perdón eterno, y tal vez por siglos aprender a amar, para ya no ser nunca más una sombra sin nombre tan solo recordada como el ángel caído.


©Reservados
“Del corazón la Luna”

1 comentario:

¿Y a tí, en estos momentos en que te han transformado tus sentimientos?🤍🖤