Día de Muertos |
Cada
noviembre del año presente, las voces de los mortales me llaman. En ocasiones
con afecto me invitan a su anual ofrenda del día de muertos. En otras tantas,
al recordar que soy quien les arrebató de sus brazos a ese ser amado ¡mientan
mi nombre con infinita rabia!
¡Debido a sus muertos,
ellos toleran mi cercanía entre lágrimas de buena fe y otras tantas de
hipocresía. ¡En
sus altares ataviados de olor, color departo esa legendaria tradición!
Año tras año acudo a dicho festejo. Sé que son estímulos para que los seres de mi rebaño en paz descansen. Ellos permanecen ausentes hasta que ese mágico llamado les haga presente. ¡Y que con entusiasmo festejen que su recuerdo aún no ha sido devorado por los ayeres!
Año tras año acudo a dicho festejo. Sé que son estímulos para que los seres de mi rebaño en paz descansen. Ellos permanecen ausentes hasta que ese mágico llamado les haga presente. ¡Y que con entusiasmo festejen que su recuerdo aún no ha sido devorado por los ayeres!
Siempre
existirá una persona o un ser que no siendo familia sanguínea oré por la
salvación de esa alma que en vida demostró mutua estima.
Verme
espectacular como el ser andrógino y eterno que soy no es nada fácil! Ya que en
estos eventos nocturnos, los mortales ensalzan este, mí único noble momento
donde desmerece hasta el miedo.
¡Debo de confesar, que en todo ese tiempo mi espectacular vestimenta siempre elijo hasta el último momento.
Elijo
por siempre lo tradicional. Ante ellos luzco una capa hecha de flores de rojo
terciopelo, que ceñida a mi eternidad muestra la figura de mis desnudos huesos,
mientras mi larga cabellera se resguarda dentro de un gran sombrero hecho de
flores de cempasúchil.
En infinidad de panteones, primordial es mi presencia. Es ahí donde los mortales resguardan los restos que dejan sus muertos. Es donde los epitafios plasman fragmentos de recuerdos olvidados y añejos. Es donde las almas de los difuntos acuden al llamado de aquellos, sus seres que se encuentran aun viviendo.
En infinidad de panteones, primordial es mi presencia. Es ahí donde los mortales resguardan los restos que dejan sus muertos. Es donde los epitafios plasman fragmentos de recuerdos olvidados y añejos. Es donde las almas de los difuntos acuden al llamado de aquellos, sus seres que se encuentran aun viviendo.
¡Con sal purifican sus pasados pecados, mientras cansados, comen, beben y descansan sobre artesanales petates. Con emotividad degustan de lo que se ofrenda en los diversos altares!
Es este pueblo que me
produce un ligero sentimiento al no repudiarme por miedos. Entre bromas todo
México me habla, entre bromas todo México me canta; “ya llego la huesuda,
ya llego la calaca”
Suelen iluminar el camino
de mi rebaño con veladoras, cirios y papel picado. Ya el incienso o copal
impregnan de olor a esta putrefacción. Eso nos permite saborear sin asco el dulce de
camote o de calabaza tacha!
¡El viento chilla ante mi llegada y se silencia ante mí partida!. Mi visita es
presagiada por todos los gatos y perros. Seres leales y sensibles que aun en total maltrato
y abandono aman a seres monstruosos. Sus incesantes ladridos y maullidos retan
a la nada, poniendo la piel de gallina a todos aquellos que me rechazan!
En armonía con los
histéricos gritos del viento aquellos monstruosos mortales creen que el diablo
ha llegado.
Que ha llegado
la hora de pagar por sus infames pecados, pero aun no es su momento. "Ese
sufrimiento que infringen a sus semejantes será eterno debido a mis
desplantes"
¡Mis amigos los gatos y
perros, anuncian la llegada de mi rebaño! Entre ladridos y maullidos, entre brincos y
movimientos de colitas. Buscan a aquellos seres que se les adelantaron y
que en vida les brindaron amor y cuidados!
Estos leales peludos,
sin miedos lamen los huesos de mis dedos. Ellos jamás deben
de sufrir al percibir lo que existe más allá de las puertas de mi
reino. Jamás llevaré sus almas a esos infiernos donde eternamente se
tortura a aquellos monstruos que les hirieron.
Los pedacitos de ocote indican el camino que debe de seguir cada alma para poder llegar a su destino, ¡mientras mi ser disfruta ese camino formado por las flores de mi agrado!
Cada año el rebaño es más
grande, pero aun caben dentro de mi regazo. Son pocas las horas que mi gracia concede a esas
almas para que concreten lo que en vida dejaron a su suerte, ¿pero, es
suficiente para poder arrepentirse y dejar que los vivos no cometan los mismos
errores de extrañar a alguien cuando fallece?
Entre tamales y mole, tequila
y aguardiente degusto todos estos deliciosos banquetes. Mi vestimenta de
gala se marchita ante el egoísmo de mi eterno hermano tiempo. Ya sus minutos
consumen rápidamente a esta típica tradición.
Antes de que estos dos días de fiesta expiren brindamos por las sonrisas. Brindamos por las lágrimas vertidas ante la efímera vida de aquellos que tontamente la desperdician, pero sobre todo, los mortales brindan a mi salud por esos momentos en los cuales los que me respetan de verdad pueden ver de cerca a sus seres entrañables.
De mi reino parten largas
filas hacia esa fiesta donde los principales invitados son todos
ellos. Día de muertos, día de los fieles difuntos y de todos los santos.“Ya
son estos días donde en cada región de este hermoso país yo festejo impregnándome
de su tradición”
Para que ningún alma sea
raptada por los seres del infierno, mis fieles cancerberos me ayudan en esa
ardua labor en esos momentos donde degustó del calor humano, mientras fieles
protegen al rebaño. Integro debe de regresar a las puertas de su eterno
descanso!
Las partidas siempre duelen, en este caso les susurro que es un simple hasta pronto, ya que el próximo año estaremos presentes los mismos de siempre o tal vez nuevas almas degustarán por vez primera de esta gran fiesta en la que nos presentaremos del dos a tres de noviembre ante incesante llamado de quienes les amaron y pese al tiempo aun no les han olvidado.
©Reservados
“Eclipsando
a tu sentimiento”
Amigo, saludos. Esta lindo! Sigue haciendo lo que más te gusta, (escribir).
ResponderBorrarPajarito, gracias por pasar y leerme. Te agradezco tus comentarios.
ResponderBorrarBuen poema sigue poniendo mas felicidades hermano
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